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* Estos autores han contribuido por igual
Presentamos un protocolo para integrar la tractografía por resonancia magnética de difusión en el trabajo del paciente hasta la cirugía endonasal endoscópica para un tumor de la base del cráneo. Se describen los métodos para adoptar estos estudios de neuroimagen en las fases pre e intraoperatoria.
La cirugía endoscópica endonasal ha ganado un papel destacado en el tratamiento de tumores complejos de la base del cráneo. Permite la resección de un gran grupo de lesiones benignas y malignas a través de una vía anatómica extracraneal natural, representada por las cavidades nasales, evitando la retracción cerebral y la manipulación neurovascular. Esto se refleja en la pronta recuperación clínica de los pacientes y el bajo riesgo de secuelas neurológicas permanentes, lo que representa la principal advertencia de la cirugía convencional de la base del cráneo. Esta cirugía debe adaptarse a cada caso concreto, considerando sus características y relación con las estructuras neuronales circundantes, en su mayoría basadas en neuroimámenes preoperatorios. Las técnicas avanzadas de resonancia magnética, como la tractografía, rara vez se han adoptado en la cirugía de la base del cráneo debido a problemas técnicos: procesos largos y complicados para generar reconstrucciones confiables para su inclusión en el sistema de neuronavegación.
Este trabajo tiene como objetivo presentar el protocolo implementado en la institución y destaca la colaboración sinérgica y el trabajo en equipo entre los neurocirujanos y el equipo de neuroimagen (neurólogos, neurorradiólogos, neuropsicólogos, físicos y bioingenieros) con el objetivo final de seleccionar el tratamiento óptimo para cada paciente, mejorar los resultados quirúrgicos y perseguir el avance de la medicina personalizada en este campo.
La posibilidad de acercarse a la base del cráneo de la línea media y las regiones paramedianas a través de una vía anterior, adoptando las fosas nasales como cavidades naturales, tiene una larga historia, que se remonta a más de un siglo1. Sin embargo, en los últimos 20 años, las tecnologías de visualización y operación han mejorado lo suficiente como para ampliar su posibilidad de incluir el tratamiento de los tumores más complejos como meningiomas, cordomas, condrosarcomas y craneofaringiomas1 debido a la (1) introducción del endoscopio, que proporciona una vista panorámica y detallada 2D / 3D de estas regiones al cirujano, (2) el desarrollo de sistemas de neuronavegación intraoperatoria, y (3) la implementación de instrumentos quirúrgicos dedicados. Como lo demostraron minuciosamente Kassam et al. y lo confirmaron múltiples revisiones y metanálisis, las ventajas de este enfoque quirúrgico están representadas principalmente por sus posibilidades de resecar tumores de la base del cráneo desafiantes, evitando cualquier retracción cerebral directa o manipulación nerviosa, reduciendo así el riesgo de complicaciones quirúrgicas y secuelas neurológicas y visuales a largo plazo2,3,4, 5,6,7,8,9,10,11,12.
Para múltiples tumores de base de cráneo y diencefálicos hipofisarios, el objetivo quirúrgico ideal ha cambiado en los últimos años de la extirpación tumoral más extensa posible a la extirpación más segura con preservación de las funciones neurológicas para preservar la calidad de vida del paciente3. Esta limitación podría compensarse con tratamientos adyuvantes innovadores y eficaces, como la radioterapia (adoptando partículas masivas como iones de protones o carbono cuando proceda) y, para neoplasias seleccionadas, mediante quimioterapia como inhibidores de la vía BRAF/MEK para los craneofaringiomas13,14,15.
Sin embargo, para perseguir estos objetivos, es crucial una cuidadosa evaluación preoperatoria, para adaptar la estrategia quirúrgica a la característica específica de cada caso2. En la mayoría de los centros, el protocolo preoperatorio de RM se suele realizar solo con secuencias estructurales estándar, que proporcionan la caracterización morfológica de la lesión. Sin embargo, con estas técnicas no siempre es posible evaluar de forma fiable la relación anatómica del tumor con las estructuras adyacentes3. Además, cada paciente puede presentar diferentes perfiles de reorganización funcional inducidos por patología detectables solo con tractografía por resonancia magnética de difusión y resonancia magnética funcional (fMRI), que pueden utilizarse para proporcionar orientación tanto en la planificación de la cirugía como en los pasos intraoperatorios16,17.
Actualmente, la resonancia magnética funcional es la modalidad de neuroimagen más utilizada para mapear la actividad funcional cerebral y la conectividad, como guía para la planificación quirúrgica18,19 y para mejorar el resultado de los pacientes20. La resonancia magnética funcional basada en tareas es la modalidad de elección para identificar regiones cerebrales "elocuentes" que están funcionalmente involucradas en el desempeño de tareas específicas (por ejemplo, golpeteos con los dedos, fluidez fonémica), pero no es aplicable para el estudio de tumores de la base del cráneo.
La tractografía por resonancia magnética de difusión permite la reconstrucción in vivo y no invasiva de las conexiones cerebrales de la materia blanca, así como de los nervios craneales, investigando la estructura hodológica del cerebro21. Se han desarrollado diferentes algoritmos de tractografía para reconstruir las vías axonales mediante la vinculación de perfiles de difusividad de moléculas de agua, evaluados dentro de cada vóxel cerebral. La tractografía determinista sigue la dirección de la difusividad dominante, mientras que la tractografía probabilística evalúa la distribución de conectividad de las posibles vías. Adicionalmente, se pueden aplicar diferentes modelos para evaluar la difusividad dentro de cada vóxel, y es posible definir dos categorías principales: modelos de fibra única, como el modelo de tensor de difusión, donde se evalúa una orientación de fibra única, y modelos de fibra múltiple, como la deconvolución esférica, donde se reconstruyen varias orientaciones de fibra cruzada22,23. A pesar del debate metodológico sobre la tractografía por resonancia magnética de difusión, actualmente se ha establecido su utilidad en el flujo de trabajo neuroquirúrgico. Es posible evaluar la dislocación del tracto de la materia blanca y la distancia al tumor, preservando las conexiones específicas de la materia blanca. Además, se pueden aplicar mapas de imágenes de tensor de difusión (DTI), especialmente la anisotropía fraccional (FA) y la difusividad media (DM), para evaluar las alteraciones microestructurales de la materia blanca relacionadas con la posible infiltración tumoral y para la monitorización longitudinal del tracto. Todas estas características hacen de la tractografía por resonancia magnética por difusión una potente herramienta tanto para la planificación prequirúrgica como para la toma de decisiones intraoperatorias a través de sistemas de neuronavegación24.
Sin embargo, la aplicación de las técnicas de tractografía a la cirugía de la base del cráneo se ha visto limitada por la necesidad de conocimientos técnicos especializados y el trabajo lento para optimizar la adquisición de la secuencia de resonancia magnética de difusión, el protocolo de análisis y la incorporación de resultados de la tractografía en los sistemas de neuronavegación25. Finalmente, otras limitaciones se deben a las dificultades técnicas para extender estos análisis desde las estructuras intraparenquimatosas hasta las extraparenquimatosas de la materia blanca, como los nervios craneales. De hecho, solo estudios recientes presentaron resultados preliminares que intentaron integrar la resonancia magnética avanzada y la cirugía de la base del cráneo26,27,28.
El presente trabajo presenta un protocolo para el manejo multidisciplinario de tumores hipofisario-diencefálicos y de la base del cráneo mediante tractografía por resonancia magnética de difusión. La implementación de este protocolo en la institución fue el resultado de la colaboración entre neurocirujanos, neuroendocrinólogos y el equipo de neuroimagen (incluyendo experiencia clínica y bioinformática) para ofrecer un enfoque multiaxial integrado efectivo a estos pacientes.
En el centro, hemos integrado protocolos multidisciplinarios para el manejo de pacientes con tumores de la base del cráneo, para proporcionar la descripción más informativa posible, y para adaptar y personalizar el plan quirúrgico. Demostramos que este protocolo puede ser adoptado tanto en el ámbito clínico como en el de investigación para cualquier paciente con tumor de base craneal para guiar la estrategia de tratamiento y mejorar el conocimiento sobre las modificaciones cerebrales inducidas por estas lesiones.
El protocolo sigue los estándares éticos del Comité Local de Investigación y con la declaración de Helsinki de 1964 y sus enmiendas posteriores o estándares éticos comparables.
1. Selección de los pacientes
2. Preparación para el examen de resonancia magnética
3. Posicionamiento del paciente en el escáner
4. Ajuste del protocolo de resonancia magnética cerebral y parámetros de adquisición
5. Preprocesamiento de imágenes de RESONANCIA cerebral
6. Segmentación tumoral
7. Análisis de la tractografía
8. Tractografía: análisis a lo largo del tracto
9.3D renderizado
10. Exámenes clínicos preoperatorios
11. Planificación quirúrgica
12. Preparación quirúrgica
13. Cirugía endoscópica endonasal
14. Examen histológico
15. Manejo postquirúrgico del paciente
16. Seguimiento temprano
17. Terapia adyuvante
18. Seguimiento a largo plazo
Mujer de 55 años que presentaba déficits visuales progresivos. Su historial médico no era notable. En la evaluación oftalmológica, se reveló una reducción bilateral de la agudeza visual (6/10 en el ojo derecho y 8/10 en el ojo izquierdo), y el campo visual computarizado mostró hemianopia bitemporal completa. No se evidenciaron más déficits en el examen neurológico, pero el paciente informó astenia persistente y un aumento de la sensación de hambre y sed en los 2-3 meses anteriores, con un aumento de peso de 4-5 kg y despertares frecuentes en la noche por la necesidad de orinar. En la evaluación endocrinológica, se reveló hipercorticismo central y diabetes insípida. El paciente fue tratado con corticoides (hidrocortisona 30+15 mg/día y desmopresina 30+30 μg/día). En el ciclo de sueño-vigilia de 24 h y el monitoreo de la temperatura, no se notaron alteraciones significativas después de la optimización de la terapia sustitutiva hormonal.
La resonancia magnética cerebral demostró un tumor supraselar que ocupa la cisterna opto-quiasmática e invade el 3er ventrículo, con una morfología poliquística irregular, potenciando después del gadolinio, sospechada como la primera hipótesis para un craneofaringioma(Figura 1A-C). Se realizaron análisis avanzados de imágenes, como se ilustra en el protocolo actual. La segmentación del núcleo tumoral destacó la captación de gadolinio y correspondió a un volumen de 7,92 cm3 (Figura 1D-E).
Las vías visuales fueron las más críticas a evaluar en la planificación prequirúrgica de este paciente. Los tractos piramidales también se reconstruyeron para evaluar el correlato microestructural del aumento de señal detectado en la imagen ponderada FLAIR T2 a nivel del tracto derecho.
Se investigó la reconstrucción de la tractografía de la vía óptica, particularmente la dislocación del quiasma óptico en presencia de la masa tumoral. También se reconstruyeron los nervios craneales ópticos bilaterales. En la interfaz entre el cerebro, los huesos y los vasos sanguíneos, los artefactos de susceptibilidad no permitieron la reconstrucción completa de las fibras que conectan el quiasma óptico con los nervios ópticos(Figura 2).
El perfil de difusividad de los tractos piramidales se investigó con estadísticas de mapas DTI a lo largo del tracto. A nivel del miembro posterior derecho de la cápsula interna, se presentó una hiperintensidad focal ponderada por FLAIR T2, correspondiente a un aumento del 5% de la medida de DM derecha(5º-7º segmentos) en comparación con el lado izquierdo(Figura 3).
Al considerar tales relaciones entre el tumor y las estructuras neurales, se eligió el abordaje endoscópico de trasplante extendido/transtuberculo36. La extirpación del tumor se realizó con una técnica microquirúrgica a dos manos. Inicialmente, el tumor fue desencabulado centralmente, drenando también su componente quístico (Figura 4). Posteriormente, fue posible separar progresivamente el craneofaringioma de las estructuras neurales, adoptando el aracnoideo como plano de escisión(Figura 5). Al final de la cirugía, se logró la extirpación completa del tumor con la preservación anatómica del hipotálamo (Figura 6). La reparación del defecto osteo-dural se realizó con grasa abdominal y colgajo naso-septal (Figura 7).
El curso postoperatorio fue sin incidentes, y el paciente fue dado de alta después de cuatro días en las condiciones clínicas adecuadas. El tumor resultó ser un craneofaringioma adamantinomatoso (grado 1 de la OMS) en el examen histológico.
El paciente desarrolló panhipopituitarismo completo en el seguimiento y estaba bajo terapia de sustitución completa con hidrocortisona, desmopresina y levotiroxina. Los déficits visuales retrocedieron por completo, y no se detectaron alteraciones en el examen neurológico, el ciclo de sueño-vigilia de 24 horas y el monitoreo de la temperatura. Tres meses de resonancia magnética cerebral demostraron una extirpación completa del tumor, sin remanente ni recurrencia. Por lo tanto, no se aconsejó ningún tratamiento adyuvante, y el paciente es seguido con exámenes clínicos y neurorradológicos anuales (Figura 8).
Figura 1. Secuencias anatómicas preoperatorias de RM (F/55 años). Vista axial de T1 ponderado (A) y FLAIR T2 ponderado (B); axial (C, D) y sagital (E) T1- después de la administración de gadolinio (0,1 mm/kg). La segmentación tumoral (roja) superpuesta a la imagen ponderada en T1 mejorada con gadolinio se muestra en D y E. Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
Figura 2. Representación 3D preoperatoria de la tractografía de las vías ópticas y la segmentación tumoral. (A) La rebanada axial de la imagen ponderada flair T2 superpone la tractografía de quiasma óptico, localizada anteriormente al tumor. (B) Representación 3D de volumen de la imagen ponderada FLAIR T2, seleccionando un plano axial y superponiendo la tractografía de las vías ópticas. (C) Representación 3D del volumen de la superficie del cerebro, tractografía de vías ópticas y segmentación tumoral en rojo. Todas las líneas de la tractografía de los paneles están coloreadas por el mapa de color de direccionalidad RGB (rojo: lateral-lateral, verde: anterior-posterior y azul: inferior-superior). Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
Figura 3. Análisis piramidal de la medida DTI a lo largo del tracto. (A) Representación 3D de los tractos piramidales bilaterales o tracto corticoespinal (CST), coloreado en base al gradiente de segmentación inferior-superior laplaciano. (B) Los perfiles CST de CST derecho (rojo) e izquierdo (azul) significan difusividad (MD) resultantes de la partición del tracto en veinte segmentos mostrados en los mapas de color en A; los segmentos comienzan a nivel de la protuberancia hacia el giro precentral (PrCr). La caja negra resalta los segmentos en la extremidad posterior de la cápsula interna (PLIC)(5º-7º). (C) Vista axial de la imagen ponderada FLAIR T2 en el nivel PLIC, con y sin el mapa de conectividad CST correcto, donde una intensidad roja más brillante corresponde a una mayor densidad aerodinámica. Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
Figura 4. Imágenes endoscópicas intraoperatorias. (A) 0° alcance, después de la apertura dural, el tumor fue inicialmente desprendido por el quiasma, adoptando el aracnoideo como plano de escisión. (B) y (C), después, se desbulkó centralmente, y el quiste se drenó progresivamente. Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
Figura 5. Imágenes endoscópicas intraoperatorias. (A) 0° alcance, el craneofaringioma es escindido por el plano aracnoideo con la ayuda de la neuronavegación, mostrando el tumor y las estructuras neuronales (identificadas según nuestro protocolo actual). Por lo tanto, los cuerpos mamilares se pueden salvar para evitar daños hipotalámicos permanentes. (B) y (C) después, fue posible resecar el tumor por las superficies hipotalámicas mediales, evitando cualquier tracción para no dañar dicha estructura neural. (D) Durante la extirpación de la porción intraventricular del tumor, se prestó especial atención a la reapertura del acueducto cerebral y los forámenes monro para evitar la hidrocefalia aguda postoperatoria. Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
Figura 6. Imágenes endoscópicas intraoperatorias. (A) y (B) 30° alcance, al final de la cirugía, la estructura neural del3er ventrículo ha sido explorada con óptica en ángulo para confirmar la extirpación completa del tumor y demostrar su integridad anatómica. (C) En el fondo del campo quirúrgico, fue posible identificar el CN III, bajo la membrana de Liliequist: su función, ya que los EURODI, los SEP y otros CN, había sido controlada continuamente con monitoreo neurofisiológico intraoperatorio. Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
Figura 7. Imágenes endoscópicas intraoperatorias. (A) 0° alcance, el cierre del defecto osteo-dural requiere una técnica multicapa, adoptando sustituto dural, grasa abdominal, eventualmente hueso y colgajo naso-septal. La primera capa está constituida por el posicionamiento intracraneal intradural de la primera capa de un sustituto dural. (B) El siguiente paso está representado por la colocación de grasa abdominal para llenar la cavidad quirúrgica; se debe prestar especial atención para evitar el sobreembalaje. (C) Se adopta la segunda capa de sustituto dural para cubrir la grasa, y se puede mantener en posición gracias a un andamio rígido, como un trozo de hueso o cartílago (técnica de sellado de juntas). (D) Finalmente, se utiliza el colgajo naso-septal o un injerto libre de tabique o cornete medio para cubrir el cierre multicapa. Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
Figura 8. RM, vista sagital ponderada en T1 después de la administración de gadolinio (0,1 mm/kg). (A) La resonancia magnética preoperatoria demuestra el tumor. (B) Postoperatoriamente, la extirpación completa del tumor con la preservación anatómica de los cuerpos mamilares y las estructuras hipotalámicas son visibles. Haga clic aquí para ver una versión más grande de esta figura.
La aplicación del protocolo presentado resultó en un tratamiento seguro y efectivo de uno de los tumores intracraneales más desafiantes, como un craneofaringioma que invade el3er ventrículo, posiblemente abriendo un nuevo horizonte para una lesión que fue definida por H. Cushing hace aproximadamente un siglo como la neoplasia intracraneal más desconcertante1. La combinación de una planificación preoperatoria precisa, la integración de técnicas avanzadas de resonancia magnética y evaluaciones clínicas multidisciplinares nos han permitido adaptar la estrategia quirúrgica, identificando el corredor quirúrgico más adecuado y minimizando el riesgo de daño a la estructura neural2,49,50,51. A diferencia de otros protocolos de resonancia magnética reportados en la literatura, la inclusión de secuencias rápidas, como las exploraciones de codificación inversa de fase para imágenes ponderadas por difusión, permite correcciones avanzadas de post-procesamiento52. Este procedimiento siempre debe adoptarse, especialmente en un campo de alta intensidad (por ejemplo, 3 T o superior) donde hay distorsiones de imagen presentes.
Además, el uso de un enfoque de tractografía probabilística basado en la deconvolución esférica restringida permitió un aumento en la calidad de la reconstrucción de la fibra en comparación con otros modelos de tractografía determinista53. Además, la representación 3D propuesta y los análisis cuantitativos aumentaron la precisión de la evaluación preoperatoria del paciente. Este estudio de neuroimagen, junto con el seguimiento neurofisiológico, representó una guía para el cirujano, ayudándole a decidir si y dónde detener la resección quirúrgica con el objetivo final de evitar los déficits neurológicos permanentes de los pacientes.
De hecho, la resección tumoral más agresiva para craneofaringiomas ha sido recientemente abandonada progresivamente en favor de una técnica hipotalámica-ahorradora, consistente en detener el tumor extirpado ante cualquier daño neural permanente54. Sin embargo, en la práctica clínica estándar, a menudo es complicado para el neurocirujano decidir cuándo detener la extirpación del tumor para lograr la resección máxima segura, exponiendo al paciente al riesgo, por un lado, de dejar un remanente tumoral más grande de lo planeado o, por otro lado, de inducir una lesión hipotalámica permanente, con el consiguiente detrimento de la calidad de vida.
El protocolo presentado ha proporcionado un modelo de integración de datos clínicos y neurorradiológicos con la intención de proporcionar un método práctico y fácil de adoptar para el tratamiento de los tumores hipofisario-diencefálicos y de la base del cráneo. Sin embargo, subrayamos que presenta algunos puntos críticos: la necesidad de un equipo adecuado, como un imán de alto campo (3 T), una bobina de canal de alta resolución y un software avanzado de imágenes de pre /procesamiento.
Las secuencias de resonancia magnética en el protocolo presentado también son adquiribles a 1,5 T, pero los parámetros de adquisición informados en el Paso 4 deben modificarse para lograr una buena relación señal-ruido: para las secuencias ponderadas por difusión, se sugiere un valor b más bajo (por ejemplo, 1000 s / mm2). Además, la implementación de los análisis de neuroimagen propuestos y su introducción en la práctica clínica requirieron conocimientos técnicos e informáticos clínicos y de resonancia magnética, en particular para el procesamiento de imágenes. La mayoría del software reportado está disponible gratuitamente (por ejemplo, FSL, MRtrix3), pero se requiere el desarrollo de tuberías homebrew para administrar conjuntos de datos específicos o análisis de imágenes.
Además, el punto crítico adicional es que, aunque esta tecnología representa un apoyo crucial para el cirujano, no podría reemplazar su curva de aprendizaje. Por estas razones, esta cirugía avanzada debe reservarse para centros de referencia pocos o terciarios, especialistas altamente especializados y dedicados.
Finalmente, el objetivo futuro es mejorar la reconstrucción de estructuras de materia blanca extra-parenquimatosa, como los nervios craneales. La tractografía de estas estructuras se ve actualmente afectada por la pequeña dimensión de los nervios craneales y por la presencia de artefactos de susceptibilidad que redujeron drásticamente la señal de resonancia magnética para la presencia de aire y hueso55.
En conclusión, la colaboración sinérgica entre neurocirujanos y el equipo de neuroimagen es crucial para fines clínicos y de investigación, permitiendo planificar con la mayor precisión la estrategia quirúrgica más efectiva para cada paciente y contribuyendo al avance de la medicina personalizada en este campo.
Los autores no tienen nada que revelar
Nos gustaría agradecer a los técnicos de radiología y al personal de enfermería del Área de Neurorradiología, IRCCS Istituto delle Scienze Neurologiche di Bologna, y a su Coordinadora Dra. Maria Grazia Crepaldi, por su colaboración.
Name | Company | Catalog Number | Comments |
BRAF V600E-specific clone VE1 | Ventana | ||
Dural Substitute | Biodesign, Cook Medical | ||
Endoscope | Karl Storz, 4mm in diameter, 18 cm in length, Hopkins II – Karl Storz Endoscopy | ||
Immunohistochemical staining instrument | Ventana Benchmark, Ventana Medical Systems | ||
MRI | 3T Magnetom Skyra, Siemens Health Care | ||
Neuronavigator | Stealth Station S8 Surgical Navigation System, MEDTRONIC |
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