La vía parenteral es un método fundamental de administración de fármacos. Permite administrar los compuestos directamente a la circulación sistémica sin pasar por el tracto gastrointestinal. Este método es especialmente ventajoso para los fármacos que presentan una absorción deficiente o inestabilidad cuando se administran por vía oral.
Existen tres vías parenterales principales: intravenosa (IV), intramuscular (IM) y subcutánea (SC). La vía IV introduce el fármaco directamente en el torrente sanguíneo, lo que garantiza una acción inmediata. La vía IM se dirige al tejido muscular, mientras que la vía SC llega por debajo de la piel. En la administración IM y SC, las moléculas del fármaco se difunden siguiendo un gradiente hacia los vasos sanguíneos próximos.
En la práctica, las inyecciones intravenosas suelen conectarse a una bolsa colgada mediante una vía. Algunos fármacos intravenosos, como el activador tisular del plasminógeno, se administran mediante inyección en bolo para asegurar efectos rápidos. Por el contrario, los antibióticos se infunden lentamente durante un período más largo para asegurar una acción prolongada y prevenir la toxicidad. Los fármacos intramusculares en soluciones acuosas se absorben rápidamente, mientras que las preparaciones de depósito especializadas proporcionan una liberación más gradual. Cabe destacar que la tasa de absorción difiere según el lugar de la inyección; por ejemplo, las inyecciones en el músculo deltoides se absorben más rápido que las del glúteo mayor. Los fármacos administrados por vía subcutánea, incluida la insulina y los implantes anticonceptivos, muestran tasas de absorción lentas, lo que prolonga su efecto terapéutico. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que la inyección subcutánea de irritantes tisulares puede inducir necrosis y dolor intenso.
Algunas vías parenterales adicionales incluyen la administración intradérmica, intraarterial, intratecal e intraventricular. La administración intradérmica implica la administración de medicamentos o vacunas en la dermis, la capa de la piel justo debajo de la epidermis, lo que permite la absorción localizada del medicamento. Se utiliza comúnmente para pruebas de alergia, vacunas como la BCG y algunos tratamientos cosméticos como las inyecciones de botox. La administración intraarterial de medicamentos se utiliza ocasionalmente para dirigirse a tejidos u órganos específicos, como tumores hepáticos y cánceres de cabeza y cuello. Sin embargo, la administración intraarterial accidental puede provocar complicaciones graves. La administración intratecal implica inyectar medicamentos en el espacio subaracnoideo para llegar al cerebro. Evita las barreras hematoencefálica y hematoencefálica (LCR), que a menudo restringen la entrada del medicamento al sistema nervioso central (SNC). Este método es beneficioso cuando se requieren efectos rápidos en las meninges o el eje espinal, como en la anestesia espinal. Por ejemplo, la inyección de baclofeno alivia eficazmente los espasmos musculares graves. La administración intraventricular directa de medicamentos trata tumores cerebrales o infecciones graves del sistema nervioso central, a menudo a través de dispositivos de reservorio permanentes a largo plazo.
Del capítulo 3:
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