2.7 : Aislamiento térmico en paredes de mampostería

En climas cálidos y secos, la masa térmica de los muros de mampostería puede ser beneficiosa, ya que absorbe el calor durante el día y lo libera por la noche, estabilizando así las temperaturas interiores. Sin embargo, en la mayoría de los demás climas, es necesario un aislamiento adicional para mejorar la resistencia térmica.

El aislamiento externo se puede aplicar mediante un Sistema de Aislamiento y Externo y Acabado (EIFS), que implica fijar paneles de espuma de polietileno a la pared y cubrirlos con un estuco polimérico reforzado con malla de fibra de vidrio. Este método no solo mejora el aislamiento, sino que también protege la mampostería de temperaturas extremas, lo que lo convierte en una opción popular para renovar edificios existentes donde preservar la apariencia exterior no es una prioridad.

El aislamiento dentro de la pared es otro enfoque, que implica la inserción de paneles de espuma de poliestireno contra la pared interior durante la construcción o el relleno de los vacíos internos de los bloques de hormigón con relleno de espuma. Si bien es eficaz, este aislamiento interno no impide la transferencia de calor a través de las secciones sólidas de la mampostería, como las almas de los bloques o las áreas totalmente rellenas, lo que limita un poco su eficiencia.

También es posible aislar la superficie interior de las paredes de mampostería. Esto generalmente incluye fijar el aislamiento térmico directamente a la pared seguido de perfiles de madera o metal. Luego, los materiales de acabado interior, como las placas de yeso, se montan sobre estos listones. Este método no solo mejora el aislamiento térmico, sino que también crea un espacio adicional para ocultar el cableado eléctrico y las tuberías, lo que aborda un desafío común en la construcción de mampostería.